Editorial
Economía mexicana
mantiene bajas expectativas desarrollo
A pesar de los datos optimistas del gobierno federal los organismos financieros nacionales y corredurías internacionales mantienen bajas las expectativas de crecimiento paras los 13 meses siguientes y se nota que el 2016 no será cualquier año será uno de esos en los que habrá estancamiento de empresas y familias. El poder adquisitivo se derrumbará ante la informalidad de la economía, la concentración de la riqueza, y los nuevos impuestos como aprobado en el Paquete 2016 en la que se aplicará un impositivo a las gasolinas.
Para el gobierno federal la economía mexicana sigue fortaleciéndose, a pesar de un entorno internacional complicado marcado por menores expectativas de crecimiento global, una elevada volatilidad de los mercados financieros, y la caída tanto en el precio como en la plataforma de producción de petróleo.
Se dice que en los primeros nueve meses de 2015, el país mostró un crecimiento económico impulsado principalmente por el dinamismo de la demanda interna, en un contexto de baja inflación y bajas tasas de interés.
Precisa que hay algunos componentes de la demanda agregada con un desempeño cada vez más favorable; en particular, se aprecia una mejoría gradual en los indicadores del consumo y la inversión privados; además, el empleo formal crece más que la economía y hay una tendencia de baja en el desempleo.
Lo anterior, abunda, se reflejó en los datos del Producto Interno Bruto (PIB) al tercer trimestre del año y del Indicador Global de la Actividad Económica (IGAE) a septiembre, publicados el viernes pasado.
Refiere que el PIB creció 2.6 por ciento anual en el tercer trimestre del año, el mayor para un trimestre similar desde 2012, mayor a lo registrado en el primer semestre y superior a lo esperado por el consenso del mercado (2.4 por ciento).
En tanto, en septiembre pasado el IGAE continuó ganado impulso, al crecer 0.2 por ciento respecto al mes previo con cifras desestacionalizadas, su cuarto aumento mensual consecutivo, y en términos anuales se elevó 3.1 por ciento.
Los indicadores mencionados muestran que la economía continúa creciendo impulsada por su mercado interno y a un mayor ritmo que el año anterior. Esta evolución es consistente con el rango de crecimiento del PIB estimado por la SHCP de entre 2 y 2.8 por ciento anual", y para 2016 se estima entre 2.6 y 3.6 por ciento.
En línea con la evolución económica reciente y las expectativas, este mayor crecimiento estaría apoyado por un fortalecimiento del mercado interno, la estabilización de la plataforma de producción de petróleo y la aceleración esperada de la economía de Estados Unidos, explica.
A pesar de la elevada volatilidad y de un entorno internacional complejo, nuestra economía se encuentra respaldada por sus sólidos fundamentos macroeconómicos y el buen desempeño de su mercado interno.
Pero no todos piensan así por ejemplo el Fondo Monetario Internacional (FMI) no es tan optimista de la economía mexicana y ve con desconfianza si el país tendrá la capacidad para atender sus compromisos internacionales durante 2016 en materia de deuda.
Como ejemplo tenemos que el Fondo Monetario Internacional recortó el pronóstico de crecimiento para la economía mexicana de 3.0% a 2.4% para el 2015, y de 3.3% a 3.0% para el 2016. Puede parecer mínimo, sin embargo, esto representa un ajuste del 20% en las expectativas generadas y por lo tanto un recorte presupuestal a nivel federal.
Actualmente todas las miradas se dirigen al sector energético debido a una reforma que no ha detonado como se esperaba. Basta revisar el interés de potenciales participantes en la Ronda 1 y el precio del petróleo, que se encuentra casi 50% por debajo de lo que estaba hace 1 año cuando en julio, de 2014 se ubicó en 102.1 dólares por barril, mientras que el precio julio 2015 fue de 53.39 dólares por barril, según datos oficiales.
El impacto directo a la economía resulta de grandes dimensiones si tomamos en cuenta que el petróleo representa 24% de los ingresos totales del sector público y 6% del PIB, según cifras de la Secretaría de Hacienda. Sin embargo, para todos aquellos que se lo preguntan y más aún para los que lo afirman, esta baja en precios del petróleo no es la causa principal del movimiento en el tipo de cambio peso-dólar que a muchos alarma y a otros cuantos no deja dormir.
La respuesta es sencilla: el peso no ha perdido valor, es el dólar el que se ha fortalecido contra casi todas las divisas importantes del mundo.
Basta revisar que durante el 2015 se ha apreciado frente al peso en 10.17%, contra el real brasileño 24.51%, contra el peso colombiano 20.51%, y contra el dólar canadiense 12.08%.
Esto en termodinámica es tanto como decir que el hielo no se usa para enfriar otro líquido (como una limonada) sino que el líquido (la limonada) se usa para calentar al hielo. Al final del día para el usuario, el resultado es el enfriamiento de su bebida.
Así pues, el resultado del fortalecimiento del dólar es un dólar más caro, sin importarle al usuario si esto se debe a un mal desempeño de la economía mexicana, o si por el contrario deriva de un muy buen desempeño de la economía estadounidense.
A pesar de lo que pueda parecer, esto último sí resulta importante, pues afecta directamente los bolsillos de los que somos ciudadanos de a pie.
El reciente fortalecimiento de la economía Estadounidense sitúa al dólar (que cerró el 2014 a 14.74 pesos) por encima de 16.00 pesos. Y aunque -como antes mencionamos- no somos el único país con relaciones con Estados Unidos y por lo tanto no somos el único que ha sufrido un debilitamiento en su moneda, sí tenemos una alta dependencia con esta economía, cuyo fortalecimiento tiene efectos positivos y negativos para el país.
Por el lado bueno, 80% de las exportaciones mexicanas se hacen a Estados Unidos, esto quiere decir que lo que un exportador mexicano, que vendía a 1 dólar ganando 14 pesos, ahora lo venderá al mismo dólar pero ganando 16 pesos. Si además de exportar, las empresas tienen bajo nivel o no tienen deuda en dólares, se verán favorecidas en sus ingresos totales al convertirlos en pesos, como es el caso Peñoles, Alfa, y Mexichem, entre otras.
Un aumento de tasas en Estados Unidos puede significar la fuga de capital especulativo en México, lo cual recrudecería el efecto de los componentes antes mencionados, y podría provocar la caída de nuestra economía en una espiral económica negativa.
0 Comentarios