A 50 años de la llegada del hombre a la Luna, resurge ambición para su exploración
Redacción
El astronauta Buzz Aldrin posa para una fotografía junto a la bandera estadounidense en la Luna durante la misión Apolo 11 el 20 de julio de 1969.
Cincuenta años después de que el hombre pisara por primera vez la Luna, la comunidad internacional quiere seguir explorando ese satélite con una estación espacial que servirá también de posible puerta de acceso para el espacio profundo.
Situada a unos 400 mil kilómetros de distancia, entre la Tierra y la Luna, estará compuesta por seis módulos con un peso de unas 40 toneladas.
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La llamada Gateway será una especie de "parada de autobús" desde la que descender a la superficie lunar o adentrarse en un futuro en misiones más lejanas, explica el director general de la agencia espacial europea (ESA), Jan Wörner.
Los astronautas podrán permanecer allí hasta 90 días, pero a diferencia de la Estación Espacial Internacional (EEI), ubicada a unos 400 kilómetros de altura de nuestro planeta, Gateway no está pensada para que haya una presencia permanente de gente, sino como un campamento base para misiones tripuladas y robóticas.
Aunque cuando esté operativa permitirá probar nuevas herramientas y tecnologías en un entorno lejano y hostil, lo que facilitará más a largo plazo la exploración espacial de Marte, su objetivo inmediato y principal, es la propia Luna.
"Ir a Marte es una historia totalmente diferente. Un viaje ida y vuelta allí dura unos dos años. El de la Luna lo puedes hacer en una semana", afirma el director general de la ESA, cauteloso todavía respecto al uso que se pueda dar a esa futura base.
¿Por qué centrarse de nuevo en la Luna? Su conocimiento puede ayudar a entender mejor el origen y los cambios en la Tierra e incluso el Sol, y el hielo de sus polos y otros materiales que se extraigan de su suelo podrían llegarse a usar como combustible de futuras misiones.
El lado oscuro de la Luna fue fotografiado por primera vez en octubre de 1959 por una sonda soviética. NSSDC
Al poder acceder a la región más lejana del satélite terrestre gracias a su órbita, Gateway, que usará energía eléctrica generada por la radiación solar, ofrecerá además una mejor vista del Universo.
Es un banco de pruebas perfecto a nivel científico y tecnológico, del que Estados Unidos, impulsor del proyecto, quiere lanzar su primer componente en 2022. Su siguiente hito llegará en 2024, cuando sus primeros módulos permitan de nuevo a un hombre, y por primera vez a una mujer, volver a poner pie en la superficie lunar.
Sus participantes confían en que la estación que, según la agencia espacial estadounidense NASA orbitará la Luna durante 15 años, esté completamente finalizada para 2028.
La NASA sostiene que Gateway estimulará el desarrollo de tecnologías avanzadas, expandirá la economía espacial y posibilitará que los humanos se sigan aprovechando de los beneficios de los descubrimientos espaciales.
Pero su importancia no es solamente científica: a diferencia del programa estadounidense Apolo hace cincuenta años, esta nueva iniciativa será fruto de la colaboración internacional.
Como recalca Wörner, "tiene una dimensión política. En la EEI tenemos diferentes naciones trabajando juntas aunque haya conflictos en la Tierra, y Gateway puede desempeñar el mismo rol en el futuro".
Su presupuesto todavía no está cerrado: "Nadie tiene una idea de cuánto costará, pero no será una cantidad pequeña. Estamos hablando de cientos o de miles de millones de dólares", añade el representante europeo.
Gateway, en la que colaborarán empresas privadas, no sustituirá a la Estación Espacial Internacional, a la que se le calcula una vida útil hasta 2030. No obstante, cuenta de momento con el apoyo de sus mismos socios: la agencia estadounidense NASA, la europea ESA, la japonesa JAXA, la rusa Roscosmos y la canadiense CSA.
La CSA fue la primera en anunciar oficialmente, el pasado 28 de febrero, su colaboración con el proyecto promovido por Estados Unidos, y la contribución de la ESA se cerrará este próximo noviembre en el Consejo que reunirá en Sevilla (España) a los ministros europeos del ramo.
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