Encarcelan injustamente a empresaria y usan el caso para golpear a César Yáñez y AMLO
Federico Arreola
Primero, Raymundo Riva Palacio, en El Financiero. Después, El Universal, por cierto, sin citar a Raymundo o a El Financiero como la fuentes originales de la nota.
Lo que se busca es enlodar a un hombre honesto, César Yáñez. Honesto y leal. ¿Por qué? Simple y sencillamente porque César es la persona más cercana, en la actualidad, a Andrés Manuel López Obrador.
¿De qué se acusa a César Yáñez? En realidad, de nada malo. Porque no puede considerarse indebido o contrario a la ética que un hombre apoye a su novia en problemas.
La pareja del señor Yáñez, Dulce María Silva Hernández, pertenece a una familia empresarial de Puebla.
Ella es una persona conocida en Huamantla, no solo por sus actividades comerciales, sino también por el apoyo que brinda a las mujeres con cáncer de mama.
Litigio mercantil convertido en penal
Como muchas personas dedicadas a la función empresarial, la señora Dulce María Silva Hernández ha enfrentado conflictos mercantiles y civiles.
Un vicio del sistema juridico mexicano, desgraciadamente, permite a los abogados sin escrúpulos llevar los litigios civiles al ámbito penal.
Es lo que ha sucedido con la novia de César Yáñez: la disputa por un terreno valioso, que debería ser nada más un asunto civil o mercantil, fue manipulada por los abogados que atacan a Dulce Silva para acusarla por un delito que le fabricaron.
Influyentes, los rivales de la señora lograron que las autoridades poblanas la encarcelaran. Actúan así para despojar a la señora de un inmueble.
Desde luego, algo que habla bien de él –si no hubiera actuado así sería un tipo miserable y no lo es–, en cuando César Yáñez supo del problema de su novia, intentó ayudarla.
César hizo lo que hace cualquier persona de bien
Desgraciadamente, César no pudo hacer nada por Dulce: trató de hacerlo, pero fracasó.
La novia de César Yáñez ya ha pasado demasiados meses en prisión, víctima de una injusticia ya que, ni hablar, el problema que ella enfrentaba era civil o mercantil y nunca debió habérsele acusado ante el ministerio público.
Pero, para El Universal ahora –como hace no mucho tiempo para Riva Palacio en El Financiero–, el señor Yáñez cometió el horrible pecado de haber hecho algunas llamadas para intentar liberar a su novia, lo que no consiguió.
Eso no es "negociar" la libertad de una persona, menos aún ofreciendo como moneda de cambio el silencio de un personaje fundamental: Andrés Manuel López Obrador, que por ningún motivo dejará de cuestionar al gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle.
AMLO no negocia
Menciono lo anterior porque, para los periodistas que hoy juzgan tan a la ligera a César Yáñez, la negociación era esa: la liberación de Dulce a cambio de que AMLO se olvidara de criticar al gobernador poblano.
Estamos ante otro ataque muy vulgar contra López Obrador. Esta es la verdad.
Por fortuna, los hechos son claros y ello terminará por vencer a la calumnia.
Los hechos
César Yáñez, en un escrito que envió a Ciro Gómez Leyva y que este leyó en su noticiero de Radio Fórmula, explicó la situación:
1.- "Nunca negocié o he negociado la liberación de mi novia".
2.- "La llamada que tengo con un funcionario de la Procuraduría (de Puebla) es el día de la detención de Dulce. De ahí a la fecha han pasado más de siete meses y ella sigue presa".
3.- "Por todas las chicanas posibles han impedido que ella siga su proceso fuera".
4.- "La acusan de un delito que cuando se cometió, según ellos, no existía".
5.- "La acusan penalmente para tenerla en prisión, cuando en todo caso debió ser civil".
6.- "Creo que la relación que ella y yo teníamos la perjudica más de lo que la beneficia".
7.- "En el fondo lo único que les interesa es quitarle un terreno de 6 mil metros cuadrados que se encuentra ubicado enfrente del centro comercial Angelópolis".
8.- "Obvio, interés económico y político mezclado en este asunto".
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